Un beneficio de la lactancia materna para bebés que quizás no conocías
La relación entre la lactancia materna y el sueño infantil
- La composición de la leche materna
- La relación entre la lactancia materna y el sueño infantil
La madre naturaleza ha dotado a los mamíferos, incluyendo por supuesto a la especie humana, de una fuente con la que alimentar a sus crías hasta que estas pueden alimentarse por otros medios. La leche materna de cada especie es, por tanto, el alimento ideal para criar a sus recién nacidos. Sin embargo, no solo está diseñada para cubrir las necesidades nutricionales de los bebés y adaptarse a sus diferentes etapas de crecimiento, sino que además la lactancia materna para bebés tiene un beneficio que quizá no conocías.
La composición de la leche materna
Durante las últimas décadas, las investigaciones referentes a la leche materna en la especie humana han dado increíbles frutos en muchos ámbitos, desde el descubrimiento del ecosistema microbiano que tapiza los conductos lácteos y por tanto forma parte de la composición natural de la leche, hasta el minucioso detalle con el que se ha conseguido listar muchísimos de los componentes extra que contiene, y que ayudan a fabricar una leche de fórmula más completa para aquellos bebés que se alimentan con ella.
Está ya muy extendido el conocimiento de la capacidad que la leche materna tiene para adaptarse a lo largo de la toma y de la vida del recién nacido. La leche que inicialmente se produce, conocida como calostro, poco o nada tiene que ver con la leche de transición que viene después, o con la leche madura.
Adicionalmente, la leche madura también cambia su composición, adaptándose a las necesidades del bebé según su etapa de crecimiento. Durante la toma, además, tanto la leche de transición como la madura son capaces de saciar la sed, con una leche más aguada y con más lactosa al inicio de la toma, y el hambre, con una leche más densa y grasa hacia el final de la toma.
Es fácil que una mamá que da el pecho a su bebé no haya observado este cambio en la leche, pero las mamás que ofrecen lactancia en diferido (que se extraen la leche y la ofrecen a su bebé en biberón) están muy acostumbradas a verlo. Sin embargo, lo que no saben es que, a lo largo del día, la composición de esa leche que se extraen también varía, y podría ser interesante, además de anotar la fecha de la extracción, anotar también la hora de la misma.
La relación entre la lactancia materna y el sueño infantil
Curiosamente, investigaciones relativamente recientes sugieren que la composición de este fluido cambia en sincronía con los ritmos circadianos maternos, ofreciendo a los pequeños que se alimentan con lactancia materna un primer paso en el desarrollo neurológico que establece los patrones de sueño.
Por ejemplo, y aunque la dificultad para aislar las variables en torno al sueño de los bebés es inmensa, algunos científicos se atreven a sugerir que la leche materna pudiera ser el primer y más claro ejemplo de lo que se conoce con el nombre de crononutrición. Esta filosofía de vida sugiere que debemos alimentarnos siguiendo nuestros relojes biológicos, ya que los alimentos podrían ejercer en el organismo diferentes efectos según la hora del día en que se consumen, es decir, el mismo alimento, a diferentes horas del día, podría variar la secreción de hormonas y afectar directamente al funcionamiento del organismo.
Según esto, el hecho de que la composición de la leche materna varíe podría tener un efecto en el sistema circadiano del pequeño, facilitando así la conciliación del sueño cuando el contenido en melatonina y otros aminoácidos como el triptófano, relacionados con el descanso, se encuentran en cantidades más elevadas, y acompasando los ritmos circadianos de la mamá y del bebé para que puedan disfrutar ambos de un buen descanso a la vez.
De hecho, estos mismos investigadores encontraron evidencia de que, durante el día, aminoácidos precursores de hormonas relacionadas con una alta actividad cerebral se encontraban en niveles elevados (también curiosamente el hierro, magnesio y zinc están elevados durante el día), pero desaparecían en las muestras tomadas durante la tarde/noche, al revés que ocurría con el triptófano, la vitamina E y la melatonina, cuya producción aumenta con la oscuridad.
Además, durante sus primeras semanas de vida, los bebés carecen de una producción propia de melatonina, por lo que es la leche materna la que aporta esta hormona que no solo tiene un efecto somnífero sino que relaja el sistema gastrointestinal, facilitando la absorción de nutrientes y disminuyendo la aparición de cólicos.
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