Levanta al niño con tiempo para que se aliste y desayune tranquilamente, trata de que su día no empiece con prisas por salir de casa; así acudirá al colegio relajado y de mejor humor.
Es bueno estar enterado de lo que come diariamente en la escuela. Solicita el menú para así, poder completar su alimentación de forma equilibrada en casa.
Pregunta sobre qué actividades está llevando a cabo en el colegio, esto te servirá para entenderlo mejor y potenciar su aprendizaje.
Comenta con el personal docente sobre los cambios que notas en el pequeño, si tienes dudas sobre algo en específico, o si simplemente quieres saber un poco más sobre el progreso que ha tenido en el colegio.
Procura que sea siempre la madre o el padre quién lo lleve y lo recoja. Así se sentirá más seguro y se acostumbrará más rápidamente al cambio.
Pregúntale cómo le fue en la escuela, que actividades realizó ese día con sus compañeros. También puedes jugar con él para que se de cuenta que lo que hace en casa no es tan diferente de lo que hace en el colegio.
No se deben prolongar la despedidas, esto con el objetivo de transmitirle seguridad y evitar una situación dramática. El ir al colegio no tiene que ser una tortura, al final tiene que saber que haces lo mejor para él.
Deja que lleve un juguete al colegio o un objeto de apego, esto ayudará al niño a sentirse seguro y mantenerse de cierta forma más unido con su hogar.
Sobre todo cuando son más pequeños, la evolución de tu bebé debe estar coordinada con la profesora del colegio, por ejemplo: cuando tenga que dejar el pañal, habla con ella para realizar las acciones pertinentes tanto en casa como en la escuela.
En el caso de los más pequeños, se deben llevar al colegio únicamente unas cuantas horas, poco a poco, se podrá ir aumentado el horario hasta que se adapten por completo.