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Tribunales

Varios policías que hicieron los seguimientos "falsos" al jefe del grupo antinarco desmantelado lo exculpan ahora ante el juez: "Nunca lo vimos"

Las declaraciones dan forma a la denuncia de "montaje" que siempre han defendido los afectados

El policía que hizo las vigilancias a los jefes del grupo antinarco del Campo de Gibraltar, a su llegada al juzgado el pasado 23 de enero.
El policía que hizo las vigilancias a los jefes del grupo antinarco del Campo de Gibraltar, a su llegada al juzgado el pasado 23 de enero.JAVIER BARBANCHO
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La declaración de cuatro de los ocho policías que realizaron los seguimientos «falsos» a los jefes del grupo antinarco del Estrecho -y que llevó a su disolución- pusieron ayer las vigilancias en el altar de los sacrificios. Ante el juez que investiga si el Organismo de Coordinación del Narcotráfico (OCON-Sur) -activo entre 2018 y 2022 para luchar en exclusiva contra las grandes familias de la droga del Estrecho- se cerró con pruebas irregulares sobre sus responsables, los agentes resolvieron que «nunca» vieron al teniente coronel David Oliva, máximo responsable de la unidad, y a su número dos.

Sus declaraciones son de suma importancia puesto que el informe de los seguimientos descansa fundamentalmente -y así lo recoge- en el seguimiento a Oliva para demostrar una relación corrupta entre ambos jefes y el clan de Los Ariza.

El dossier sobre vigilancias a los jefes del grupo antinarco del Campo de Gibraltar fue asumido después por el Servicio de Asuntos Internos (SAI) de la Guardia Civil. En 2022, la investigación conjunta contra los jefes del OCON se puso en conocimiento de la Audiencia Nacional.

Oliva y su número dos quedaron imputados por pertenencia a organización criminal y tráfico de drogas. Meses después, el magistrado archivó las actuaciones. Los agentes del grupo antinarco presentaron entonces su querella y un perito acreditó errores de localización en los seguimientos, fotografías «obtenidas de Google» así como supuestos encuentros con los narcos «imposibles», como el que atribuyeron a Oliva un día en el que estaba atendiendo un alijo en otra ciudad distinta a la que marcaba la Policía.

Las declaraciones de ayer dan forma a la denuncia de «montaje» que siempre han defendido los afectados. También se sentó ante el magistrado el responsable del dispositivo al que se le encargaron los seguimientos. Según fuentes jurídicas presentes en la declaración, este profesional distinguió entre lo que ellos vieron y lo que «su jefe puso en los informes».

Los otros tres agentes restantes -un último ha pedido posponer su comparecencia para marzo- indicaron «no recordar nada». Estas declaraciones son la continuidad de la del jefe de la Policía Nacional que dirigía el dispositivo, imputado en la causa. El magistrado le llamó en calidad de investigado por la posible existencia «de delitos de acusación o denuncia falsa y de falsedades», tal como adelantó este periódico. En su comparecencia ante el instructor, el agente defendió su trabajo y aseguró que todos los seguimientos que se realizaron a los responsables de la unidad de élite se ajustaron a la legalidad. Indicó que quizá pudiera haber «errores de transcripción» pero que el trabajo se hizo de manera «correcta».

Las conclusiones de Asuntos Internos del Instituto Armado, que tomó de base el informe de la Policía, posibilitaron al Ministerio del Interior desmontar el OCON-Sur contra todo pronóstico y sin explicación alguna a pesar de que se había batido todos los récords en intervenciones de alijos en los cuatro años en los que permaneció activo. La querella de los agentes del grupo insiste en que se les apartó de sus funciones con pruebas «falsas y maliciosas». A requerimiento de la Fiscalía, Asuntos Internos reconoció que presentó esas pruebas «sin contrastar».

El Organismo de Coordinación del Narcotráfico luchó contra los grandes clanes de la droga en el Campo de Gibraltar durante cuatro años y logró contener a las grandes familias de la droga. Hasta la fecha, nadie ha explicado con claridad por qué Fernando Grande-Marlaska saboteó su propio éxito al cerrar la unidad de élite que creó nada más ser nombrado titular de Interior ante la ingobernable situación que se vivía en la zona de Algeciras, Tarifa y La Línea de la Concepción, que incluso llegó a ser conocida como la pequeña Medellín.