Cambios en los finales de los cuentos
Qué cambios harías en el final de los cuentos clásicos que cuentas a tus hijos
- Finales de cuentos felices, tristes o trágicos
Muchos padres nos preguntamos por qué algunos cuentos tradicionales de toda la vida como Caperucita Roja ya no tienen un final trágico. Así no me lo sé yo, dije, la primera vez que escuché la nueva versión en la que el lobo, por supuesto, no se come a la abuelita, pero tampoco fallece en el río.
Los 'Happy Ends' o 'finales felices', están de moda. La dulcificación de los finales de los cuentos no es más que la punta del iceberg del carácter algodonoso con el que la sociedad actual está envolviendo a los niños.
Algunos expertos consideran que la excesiva protección que tenemos los padres hacia los hijos puede tener consecuencias negativas para los niños, entre ellas, el retraso madurativo y una mayor vulnerabilidad frente a ciertas vicisitudes de la vida.
Finales de cuentos felices, tristes o trágicos
Alimentar la inocencia de los niños mientras dure la infancia es lo que está propiciando que nuestros niños lean cuentos con finales felices. Pero, te has preguntado alguna vez, ¿qué nos deja un final feliz? Un buen sabor de boca, un atisbo de esperanza, la creencia en un futuro mejor…
En los cuentos, como en las series de televisión y en las películas de cine, el objetivo para el lector, en este caso, o el espectador, en los demás, es el entretenimiento y la diversión.
Se trata de pasar un buen rato, un momento de entretenimiento dentro del mundo de la ficción y el final es una parte importante de todo este desarrollo. Los textos de los cuentos, siempre escritos por adultos, desarrollan aspectos psicológicos y emocionales que los niños pueden comprender, al tiempo que estimulan su imaginación, les ayudan a desarrollar su inteligencia y a clarificar sus emociones, sobre todo, porque a través de los cuentos pueden reconocer sus conflictos y encontrar soluciones a problemas que les preocupan.
Si tenemos en cuenta que los cuentos proporcionan seguridad al niño, un final feliz puede resultar imprescindible en todo cuento que se precie, debido a que después de la narración de los hechos, algunos duros o aterradores, el niño puede sentir que no existe ninguna esperanza para solucionar sus problemas.
La mayoría de los cuentos finalizan con un perfecto desenlace emocional como casarse con el príncipe o la princesa, o bien alcanzar el poder o el autocontrol de la propia vida como cuando los personajes se convierten en reyes o reinas.
Estos finales tan agradables presentes en Blancanieves, La Bella Durmiente o Los Tres Cerditos son ideales para la narración nocturna a los pies de la cama porque invitan a que el niño concilie el sueño de manera apacible. Sin embargo, también en este tema lo ideal sería encontrar el termino medio.
Algunos especialistas consideran una buena idea ofrecer a los niños dos finales: el trágico y el feliz. Y yo me pregunto, ¿lo habrán probado? Cuando le leí a mi hijo dos finales distintos de un mismo cuento, mi niño se quedó planchado y me preguntó: mamá, entonces, ¿en qué quedamos? De manera que me plantee, ¿le estaré confundiendo? Creo que elegir el tipo de finales corresponde a cada familia, a cada papá y a cada mamá. Cada uno debe saber y elegir cómo quiere educar a sus hijos.
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