La paz vista desde la familia
Consejos para construir la paz en el seno familiar - Los padres deben ser un ejemplo de paz y de autocontrol a los hijos
- El hogar familiar, ¿un remanso de paz?
Todos tenemos algo que aportar, especialmente, aquellos a los que se nos confía la educación de los niños. Los padres tenemos un papel protagonista en el eterno propósito de obtener la paz, aunque estemos tentados de pensar que no podemos hacer nada si dos países deciden darse de bofetadas ¡eso es cosa de los gobernantes!
El hogar familiar, ¿un remanso de paz?
Uno de los mejores momentos del día es el ratito que papá y mamá pueden, por fin, estar tranquilos: niños cenados y acostados, cocina recogida, quehaceres terminados... ¡un remanso de paz! La paz puede verse desde distintos puntos de vista, desde el más cotidiano al más excelso. La paz con mayúsculas parece no estar a nuestro alcance porque no depende de nosotros, nos queda grande pensar en resolver conflictos mundiales...
Sin embargo, la familia es el núcleo social más pequeño desde el que se puede hacer mucho por conseguir la paz, en la familia también hay conflictos, malentendidos, hay ofensas, malos sentimientos, malas reacciones, celos y culpas. Nuestra labor educativa en la familia o en la escuela tiene una gran repercusión en la sociedad.
La educación debe buscar remedio y solución a estos aspectos violentos, faltos de amor y de perdón. Tolerar, compartir, acompañar, expresar afectos y perdonar son valores en alza también en la familia, sin ellos, es difícil resolver nuestros propios conflictos cuanto más los conflictos a una mayor escala. ¿Cuál es nuestro aliado? El amor y el orden.
San Agustín define la paz como 'la tranquilidad del orden' y de eso sabemos un poco los que somos padres. Encontrar el orden y la armonía en la familia no es tarea fácil, pero desde luego, estaréis conmigo en que no debemos tirar la toalla para poder lograr al final del día encontrar esos remansos de paz y "buen hacer" dentro de nuestras propias familias. El orden sólo llega cuando actuamos inteligentemente, si logramos el equilibrio justo entre disciplina y el amor.
Enseñar a nuestros hijos el valor de la paz e invitarles a reflexionar sobre las situaciones molestas que han vivido en la escuela o en casa para que intenten buscar la causa y la solución, es fomentar actitudes y sentimientos de amor y conciliación con el prójimo, aquel al que tenemos al lado, que es con el que más nos solemos pelear. Nunca nadie puede adjudicarse una victoria en los conflictos porque todos perdemos demasiado en el combate. Nuestro compromiso con la paz es nuestro compromiso con nuestros hijos.
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