Motiva a tu hijo a estudiar en serio: estimula su cerebro sin castigos
Castigar a tu hijo no hará que estudie mejor, estimúlalo para que estudie de verdad y sin pretextos
- Cómo puedes motivar a los niños para que estudien en serio
- El castigo nunca es una opción para los niños: mejor, las consecuencias
- Así funciona el cerebro del niño a la hora de estudiar
La motivación es esencial a la hora de adquirir nuevos conocimientos, sobre todo en la etapa infantil. Sin embargo, no todos los niños se motivan de igual modo. Por ello, es frecuente ver pequeñas rabietas o pataletas cuando se les pide a los pequeños que repasen o hagan deberes en vez de dejarles jugar a lo que quieren. Saber por qué actúan de este modo y qué podemos hacer para ayudarles es tarea fundamental de los padres.
Cómo puedes motivar a los niños para que estudien en serio
Es fundamental tener en cuenta que los niños deben entender el porqué se les pide que hagan algo. Por ejemplo, si es hora de estudiar, debemos explicarle bien al niño lo que debe hacer y por qué es tan importante que lo haga. De nada nos servirá ordenarle que estudie si no entiende el porqué ni sabe exactamente cómo hacerlo. Así, la primera forma que tenemos a la hora de motivar a nuestros hijos es mediante la conversación: 'Sabes que debes hacer los deberes si luego quieres ir a la playa'. Esto siempre será mejor que usar un simple '¡Haz los deberes!'
En segundo lugar, la motivación de los niños aparece cuando estos pueden explorar y hacer uso de su creatividad. Por este motivo, es necesario que trabajemos con ellos para que el aprendizaje sea muy ameno y fluido. De este modo, debemos premiar todas aquellas actividades que les activen la curiosidad.
En tercer lugar, debemos entender que los niños necesitan rutinas para poder ubicarse y saber qué es lo que deben hacer en todo momento. Si hoy nos saltamos la rutina porque nos conviene, no podemos esperar que nuestros hijos vayan a seguirla cuando queramos. Debemos ser claros con la programación de las tareas y ser consistentes con ellas.
Por último, es fundamental elogiar a los niños cada vez que hagan un pequeño progreso. Por ello, debemos transmitirles lo contentos que estamos de que hayan finalizado la tarea o de que hoy, precisamente, se hayan puesto voluntariamente a ello. Debemos recordar que los niños siempre buscan, y se esfuerzan para conseguir la aprobación de los padres. Por ello, mostrarles que nos damos cuenta de todo lo que hacen bien aumentará, automáticamente, su motivación.
El castigo nunca es una opción para los niños: mejor, las consecuencias
Es bastante fácil caer en la trampa de usar el castigo cuando nuestros hijos se ponen imposibles: todos hemos pasado por ello. Pero, la mayoría de las ocasiones, esto no soluciona el problema. Quizá vamos a conseguir que hoy lo hagan generando miedo, pero esta no es la mejor estrategia a seguir a la hora de educar a nuestros hijos. Cuando los niños hacen algo movidos por el miedo, el vínculo familiar se debilita.
El apego seguro que necesitan para crecer correctamente, se diluye con cada acción que genere miedo. Por ello, siempre es mejor mostrar consecuencias a los actos. De este modo, nos van a entender mucho mejor, a la vez que les vamos ayudando a crecer en responsabilidad. En este sentido, pues, es mejor decirles: 'Si no acabas los deberes, no podremos ir al parque. Es importante completar esta actividad para poder pasar a la siguiente'. En vez de: 'O haces esto o no salimos'.
Así mismo, es importante destacar que debemos dar explicaciones a nuestros hijos, algo que a muchos padres quizá no les guste. Pero, es así. No podemos decir 'Haz esto porque me da la gana'; siempre es mejor decirles: 'Debes hacer es porque así vas a mejorar en la escuela. Debes hacerlo de este modo y en este momento por este motivo'.
Aprender cómo funciona el cerebro de los niños, así como establecer rutinas y límites, es esencial para ofrecerles un correcto entorno para su desarrollo. Del mismo modo, debemos hacer un esfuerzo y tener paciencia con ellos, ya que su cerebro está madurando y no siempre estarán dispuestos a hacer lo que se les pide. En este sentido, es crucial fomentar la comunicación y la escucha activa, y evitar los castigos.
Así funciona el cerebro del niño a la hora de estudiar
Lo primero es entender cómo funciona el cerebro de los niños cuando aún no está maduro, ya que es aquí donde empiezan estas rabietas y la falta de motivación. El cerebro está dividido en dos hemisferios: derecho e izquierdo. El primero es la parte más creativa del cerebro, mientras que el segundo es la racional. Pasar de una a otra es bastante simple cuando somos adultos, pero los niños no tienen aún esta facilidad.
Si tenemos en cuenta que es la parte creativa (y la emocional) la que más destaca en su pensamiento, pronto nos daremos cuenta del porqué 'no son capaces de entender' lo que deben hacer. Por ello, como adultos que somos, debemos motivarles y ayudarles a pasar de la parte emocional a la parte racional. ¿Cómo? A través de las rutinas, la creatividad y la exploración.
Cuando un niño está estudiando se establecen conexiones neuronales que fortalecen la memoria y la retención de información, dependiendo de la técnica de estudio. La capacidad de atención y concentración que obtendrá el niño influye en la eficacia de la forma de estudio, lo cual implica factores como la motivación y el ambiente en el que se encuentre.
Los niños cuando están aprendiendo todo lo absorben, sus cerebros parecen pequeñas esponjas que retienen rápidamente la adquisición de nuevos conocimientos y habilidades. Lo que les ayuda a aprender es la práctica repetida los estímulos que fortalecen sus conexiones neuronales y, por lo tanto, su aprendizaje.
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Bibliografía
- Figueiras, A.C., Neves de Souza, I.C., et al. (2011) Manual para la vigilancia del Desarrollo infantil (0-6 años) en el contexto de AIEPI. Organización Panamericana de la Salud (ed.). Organización Mundial de la Salud. Estados Unidos: Oficina Sanitaria Panamericana, Oficina Regional de la Organización Mundial de la Salud, pp. 1-70 Disponible en: https://www1.paho.org/hq/dmdocuments/manual-vigilancia-desarrollo-infantil-aiepi-2011.pdf