Lo bueno de que los niños tengan sueños y cómo ayudarles a cumplirlos
Frases que sí y que no debemos decir a los niños que tienen metas. 12 meses 12 pensamientos positivos
- Por qué debes animar a tus hijos a que tengan sus sueños
- Los sueños son fuente inagotable de motivación para los niños y los adultos
- Cómo animar a los niños a perseguir sus metas
Si les decimos a los niños que los sueños no tienen fecha de caducidad, ¿qué cara crees que van a poner? Seguro que una en la que el optimismo se refleje en sus ojos. Y es que no hay nada como decir a un niño o a una niña que puede lograr lo que quiera y cuando quiera para darle alas y para que deje salir todo su potencial, ilusión, ganas y energía. Y es que es bueno e importante que los niños tengan sueños y que nosotros estemos ahí para ayudarles a cumplirlos.
Por qué debes animar a tus hijos a que tengan sus sueños
Si queremos que nuestros hijos entiendan que los sueños los van a acompañar siempre y que no caducan es necesario animarles a que hablen de ellos, que digan sin miedo y con libertad qué es lo que anhelan y qué les gustaría ser de mayores. ‘He visto una película del espacio y quiero ser astronauta' o ‘Quiero ser médico’ o ‘Me encantaría poder volar’ (volar como tal puede que no, pero ¿y si les decimos que pueden ser pilotos de aviones?).
Tener sueños es algo mágico, es parte de la infancia de una persona y también debería serlo de la vida adulta. A través de un sueño es como nace todo. El sueño es esa primera etapa en la que te atreves a pensar desde lo más íntimo: 'A mí me gustaría ser bombero', y en ese preciso momento te proyectas al futuro, te ves a ti mismo el día de mañana vestido con el traje y apagando fuegos.
Los sueños son fuente inagotable de motivación para los niños y los adultos
Los sueños son la mejor fuente de motivación que hay. En la infancia los niños tienen sueños, pero después llegamos al siguiente nivel: la adolescencia, donde empiezan a hacer planes. Todo nace de un sueño y alcanzamos una etapa de la vida en la que podemos planificar. ¡Se trata de mantener viva esa ilusión y de caminar un poco más hacia ese destino!
El sueño de ser astronauta es lo que te mantiene vivo y entonces decides apuntarte a cosas de ciencias. La primera parte en la infancia, por lo tanto, es soñar; y la segunda fase, ya en la adolescencia, es cuando te atreves a planificar para poder hacer de esos sueños algo real.
Claro que no todo es tan sencillo como la teoría, pero si le damos a los hijos la oportunidad de soñar y de creer que sí mismos, si somos su aliento, si les enseñamos desde bien pequeños el valor del esfuerzo, aunque se tropiecen, caigan o no lo logren a la primera, ¡seguirán intentándolo porque sabrán que merece la pena!
Cómo animar a los niños a perseguir sus metas
Sé valiente y dile a tus hijos que lo sean, que sepan aprovechar las oportunidades que les da la vida y que no tengan miedo de cometer sus propios errores. Recuérdales y recuérdate que el error siempre es bienvenido, porque es una vía para el aprendizaje para saber por dónde sí y por dónde no caminar.
Si eres capaz de analizar tu sueño, el que tenías de pequeño o el que creaste de mayor, podrás saber si vas por el buen camino y si es así cómo tienes que actuar para que pase de ser algo que tienes en tu mente a algo que te haga feliz en tu día a día. ¡Y esto mismo lo puedes aplicar y enseñar a tus hijos con sus sueños!
Si un niño escucha continuamente frases como ‘No lo vas a conseguir’, ‘Para qué quieres ser eso si no tiene salidas profesionales’, ‘Es muy complicado’, ‘Te va a costar mucho’ o ‘Mamá y papá quieren que de mayor seas médico, o profesor, o veterinario’ es muy posible que no se vea capaz de lograr sus sueños. ¿De verdad tenemos algún derecho los padres para quitar los sueños a nuestros hijos? ¡Todo lo contrario!
Diles que crean en sus sueños, que los planifiquen y que le pongan la energía y el empeño suficientes para llevarlos a la acción. Y cuando fallen, da igual las veces que sea, que se hagan esta pregunta: ‘¿Qué tengo que aprender de esto?’. Si permitimos que esos sueños lleguen a su proceso natural de nacimiento, evolución, planificación, acción y fase de revisión les harán muy felices. ¿Y no queremos eso para nuestros retoños?
Las personas que son capaces de ser más optimistas, de tener un pensamiento más positivo y de luchar por sus sueños no tenían a su lado a nadie que les dijera que no iban a poder lograrlo. Al contrario, se rodeaban de gente que les animaba a perseguir sus metas. ¡Seamos uno de esas personas para nuestros hijos!
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