El duelo por no poder ser madre o el triste vacío de un hijo que no llegó
Poco se habla de querer ser madre y no lograrlo. ¿Qué hacer con el dolor que deja la infertilidad?
- El duelo que se vive por el hijo que nunca llegó - Mujeres que no serán mamás
- Cómo se vive el duelo de la no maternidad - El sufrimiento de no ser mamá
- Un duelo sin ritos ni abrazos pero con un profundo sentimiento de vacío
- ¿Cómo acompañar a una mujer o pareja en su duelo por la no maternidad?
El duelo por no poder ser madre o el triste vacío de un hijo que no llegó es una experiencia que muchas mujeres en el mundo atraviesan, y la mayoría lo hace en silencio. Es un dolor que no se ve, que no se comprende y que rara vez se valida, incluso en el entorno cercano. Este tipo de duelo está marcado por la ausencia de algo que nunca llegó y puede ser tan profundo como cualquier otro aunque suele vivirse con culpa, incomodidad y soledad debido al evidente problema de infertilidad. Aquí, podrás dar voz a ese vacío y encontrar las herramientas necesarias para comprenderlo y acompañarlo.
El duelo que se vive por el hijo que nunca llegó - Mujeres que no serán mamás
Durante años, la maternidad ha sido vista como uno de los caminos naturales y más esperados en la vida de las mujeres. Pero, ¿y si la maternidad no llega? ¿Qué pasa cuando el deseo de ser mamá se ve truncado por circunstancias médicas, personales, sociales o porque simplemente no ocurre? En ese espacio doloroso e incomprendido es que está el duelo que muy pocas veces es reconocido: el de la no maternidad.
La diferencia principal del duelo de la no maternidad frente a otros tipos de duelo es que socialmente no está reconocido. Es decir, cuesta mucho comprender cómo puede doler algo que no se ha tenido. Esta incomprensión provoca que quienes lo viven sientan que no tienen permiso para expresar su dolor. Además, es un duelo estigmatizado dentro de la misma sociedad.
La mirada social hacia quienes viven esta experiencia suele estar cargada de compasión mal entendida, como si fuera una pena de la que deban sentirse avergonzadas. Se les dice: 'Pobrecitas, nunca serán madres, nunca conocerán el amor incondicional'. Estos comentarios no ayudan, al contrario, perpetúan la idea de que la maternidad es el único camino hacia el amor pleno.
Justo por eso no se valida este duelo. No se comprende, no se acompaña, y a menudo no se permite siquiera transitar. No se integra en la vida como un proceso más. Socialmente se transmite la idea de que 'no pasa nada si no puedes ser madre', pero al mismo tiempo se lanza el mensaje de que 'no ser madre es lo peor que te puede pasar'. Esta contradicción confunde y duele.
Cómo se vive el duelo de la no maternidad - El sufrimiento de no ser mamá
Es un duelo complejo, incomprendido y sin apoyos reales. Cuando quienes lo sufren intentan hablarlo, expresarlo, suelen recibir silencio o consejos no pedidos, como 'adopta' o 'todavía estás a tiempo', que minimizan su experiencia. Pero la no maternidad por circunstancias no necesita soluciones, sino aceptación. Este tipo de duelo necesita ser reconocido y respetado como cualquier otro.
No todas las personas van a tener hijos, y eso no debería ser motivo de compasión ni de juicio. Se necesita una sociedad que acompañe, que escuche y que valide el dolor de quien no pudo vivir la maternidad, no desde el drama, sino desde el respeto y la escucha. Aceptar que no todas las personas tendrán hijos es parte de formarnos como una sociedad madura y empática.
Solo a través de la aceptación, las personas pueden integrar su duelo y seguir adelante sin sentir que han fracasado. Infortunadamente este tipo de duelo es silencioso, invisible a los ojos de una sociedad que constantemente celebra la maternidad como sinónimo de plenitud femenina. Es un duelo que implica la pérdida de un proyecto de vida y de un vínculo que nunca existió, pero que se deseó con el alma.
Una de las particularidades más dolorosas de este duelo es que no hay un evento visible que lo provoque. A diferencia de la pérdida de un ser querido, aquí se llora el vacío de un hijo que no llegó. Es la ausencia de lo que no fue y la frustración de un deseo que no pudo concretarse. Todo esto en un entorno donde la presión social, los comentarios y la idealización de la maternidad son cargas adicionales.
Un duelo sin ritos ni abrazos pero con un profundo sentimiento de vacío
El duelo de la no maternidad puede tener múltiples causas: infertilidad, enfermedades, decisiones personales, condiciones médicas o haber postergado la maternidad hasta que ya no fue posible. Sea cual sea el motivo, el dolor que conlleva es real y legítimo, aunque no siempre sea reconocido. Una de las grandes dificultades del duelo por la no maternidad es que carece de rituales.
En ese aspecto, no hay funerales, no hay días de recuerdo, no hay espacios para hablar de ello. Y sin embargo, hay llanto, tristeza, silencio y muchas noches sin dormir. Las mujeres que transitan este dolor sienten que no pueden hablar de ello y otras tantas son forzadas a encontrar soluciones como la adopción o la 'aceptación rápida', como si el dolor pudiera apagarse con una alternativa.
Lo cierto es que no hay una forma única de transitar este proceso. Cada historia es única y cada duelo también. Algunas mujeres sienten rabia, otras culpa y muchas más un profundo vacío. Algunas logran resignificar sus vidas, pero otras lo llevarán siempre como una herida abierta. Eso sí, todas, absolutamente todas, merecen ser escuchadas, sin juicios ni presiones por las expectativas sin cumplir.
Reconocer este tipo de duelo implica entender que no toda pérdida es tangible, pero sí emocional. Significa dar lugar a una pena que no se puede ver, pero que atraviesa el alma tal como la pérdida de un padre, un hermano una amiga, o incluso de un hijo de cualquier edad. Validar el dolor ajeno es un acto de empatía profunda que nosotros como sociedad necesitamos aprender de manera urgente.
¿Cómo acompañar a una mujer o pareja en su duelo por la no maternidad?
Vivimos en un entorno de resolución rápida para todo y una constante positividad tóxica. Es por eso que el duelo por la no maternidad incomoda y debido a ello se esconde, se minimiza o se niega. A muchas mujeres se les dice: 'Bueno, al menos estás ana', 'podrías pensar en adoptar', 'ya se te pasará'... frases que no alivian, sino que profundizan el dolor al invalidarlo. ¿Cómo puedes ayudar?:
- No des consejos no solicitados. No todas las mujeres quieren adoptar ni buscar tratamientos alternativos, así que acompaña sin imponer.
- No minimices el dolor. Evita frases como 'todo pasa por algo' o 'ya encontrarás otra forma de ser feliz', eso afecta más de lo que crees.
- Escucha con el corazón. A veces, lo único que una persona necesita es que alguien la escuche sin juzgar, que esté ahí para ella.
- Reconoce su proceso. No fuerces tiempos ni etapas, ya que cada duelo es diferente, pero el que es por la no maternidad es uno de los más invisibles y silenciados aunque eso no significa que no exista.
- Ofrece ayuda práctica. Acompaña a la persona a una cita, llévale comida, cuida de su espacio. Los pequeños gestos sostienen más de lo que imaginas.
- Respeto ante todo. El duelo por la no maternidad es muy humano, por lo tanto merece respeto, de una buena escucha y un espacio para ser transitado sin prisas.
- Valida el duelo. Hablar de él, escucharlo, validarlo y visibilizarlo es el primer paso para sanar y construir una sociedad más empática y humana.
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Bibliografía
- Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia. (2017). Estudio de la pareja con disfunción reproductiva. Progresos de Obstetricia y Ginecología, Revista Oficial de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia Vol. 60, Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (ed.) España, pp. 267-273 Disponible en https://sego.es/documentos/progresos/v60-2017/n3/14_Estudio_de_la_pareja_con_disfuncion_reproductiva.pdf