La efectiva técnica para enseñar a manejar sus emociones a los niños
¿Sabes qué es el procesador de emociones? Conoce este método para que tu hijo controle su sentir, mas no lo reprima
- El procesador de emociones - Método efectivo para que tu hijo controle su sentir
- Explica a tu hijo que no es lo mismo controlar que suprimir sus emociones
- ¿Cómo hago que mi hijo exprese sus emociones sin temor a ser juzgado?
¿Conoces la efectiva técnica para enseñar a manejar sus emociones a los niños? Así es, se trata del procesador de emociones. Averigua un poco más sobre este método para que tu hijo controle su sentir, mas no lo reprima, porque no se trata de eso, sino de enseñarle a manejar de manera asertiva su emoción.
El procesador de emociones - Método efectivo para que tu hijo controle su sentir
El procesador de emociones nace para explicar qué es lo que hacemos precisamente con nuestras emociones, porque al final decir gestión o autocontrol, son palabras que parece que no están tan bien vistas, es decir, se cree que las emociones son un tema complejo y cuando utilizamos estas palabras como gestión o autorregulación suena muy frío o impersonal.
En realidad de lo que estamos hablando es del proceso y esto es totalmente humano, es decir, se trata de sentir esa emoción, expresarla y luego intentar bajarla. Una forma es hacerlo muy visual, como un proceso de sube y baja, porque al final es lo que hacen las emociones. Si nos quedamos en la parte de subir y subir, pues ahí vamos a explotar. Se trata de subir y aprender a bajar.
A veces tardaremos dos minutos en entrar y salir de ese procesador, y a veces tardaremos 20 minutos o media hora, pero lo importante es entender y que ellos vean que cuando sienten algo hay que sentirlo, expresarlo y luego bajarlo. Entonces, si eso tienen los niños en la cabeza, se puede ayudar a que entiendan que hay que hacer esa fase con el procesador.
Por ejemplo, podemos equipararlo con un niño que va con patinete, es decir, él va tranquilamente y de repente ocurre que ya no está conduciendo él mismo, sino que está conduciendo la emoción porque se ha hecho tan grande que ya he perdido el control. Entonces, ese es el momento de entrar en el procesador, que al subir, sentir, nombrar la emoción e intentar bajarla, es cuando se vuelve a coger el control del patinete.
Explica a tu hijo que no es lo mismo controlar que suprimir sus emociones
Es importante el procesador para entender que hay momentos en que la emoción está en control y ser conscientes de ello y que cuando la emoción está en control se tiene que intentar que no sea así porque al final si nos dejamos siempre llevar por las emociones y son las emociones las que conducen nuestra vida, pues ahí hay una desregulación y un descontrol que al final no beneficia en nuestra calidad de vida.
También la semántica es importante porque a veces hablamos de control, pero no hay que confundir control con suprimir. Precisamente el procesador está para expresar y para sentir, no para suprimir, ni para apagar, ni para distraer. El enfoque sobre la gestión emocional busca desmitificar la idea de que las emociones deben ser reprimidas o, por el contrario, dejadas totalmente al libre albedrío.
Debemos entender que las emociones son una parte integral de nuestra experiencia humana y que aprender a manejarlas no implica suprimirlas sino reconocerlas, aceptarlas y canalizarlas de manera saludable. Esta perspectiva es relevante en contextos donde la intensidad emocional puede ser abrumadora. Imagina un niño que, al enfrentarse a un conflicto con un amigo, siente una gran ira.
El primer paso es identificar esa emoción: 'Estoy enojado'. Este reconocimiento es esencial porque pone nombre a la experiencia y permite al niño entender que lo que siente es normal y tiene un nombre. El siguiente paso es permitirle expresar esa ira de una manera apropiada. Esto podría ser hablando sobre lo que siente contigo o realizando una actividad física que le ayude a liberar esa tensión.
¿Cómo hago que mi hijo exprese sus emociones sin temor a ser juzgado?
La respuesta es sencilla: alentándolo a que siempre diga cómo se siente, en tanto el adulto debe evitar:
- Burlarse o minimizar lo que siente
- Decir frases como: 'No me interesa', 'Ya se te pasará' o '¿Solo por eso lloras?'
- Ignorar lo que el niño siente
- Regañar al niño si llora por algo que lo hace sentir mal
- Compararlo con otros niños
Por otro lado, el proceso de 'bajar' la emoción implica métodos que ayudan al niño a calmarse y recuperar el control sobre sus impulsos. Esto puede incluir técnicas de respiración, contar hasta 10, o visualizar un lugar tranquilo. Enseñar a los niños a que pueden manejar sus emociones de esta manera los empodera para enfrentarse a los problemas que tengan de manera más efectiva.
Este modelo de manejo emocional no solo es aplicable en la infancia, sino a lo largo de toda la vida. Aprender a procesar nuestras emociones de esta manera evita que se acumulen y desencadenen respuestas más intensas o desproporcionadas en el futuro. Además, facilita relaciones más sanas y productivas, ya que las personas que entienden y gestionan bien sus emociones interactúan mucho mejor con los demás.
El manejo adecuado de las emociones no debería percibirse como un mecanismo frío o mecánico, sino como una habilidad básica para el bienestar y desarrollo personal. Al enseñar a los niños a entender, expresar y regular sus emociones, les proporcionamos herramientas para ir por la vida de manera más eficaz, manteniendo un equilibrio emocional que les permitirá prosperar en lo que emprendan.
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Bibliografía
- Garrido-Rojas, L. (2006) Apego, emoción y regulación emocional. Implicaciones para la salud. Revista Latinoamericana de Psicología, vol. 38, núm. 3. Fundación Universitaria Konrad Lorenz (ed.) Colombia, pp. 493-507 Disponible en: https://www.redalyc.org/pdf/805/80538304.pdf