La técnica para saber cómo se comporta tu hijo cuando no estás delante

Una de las preguntas que más nos hacemos los padres, la incógnita que siempre ronda nuestras mentes, la duda de la que no tenemos respuesta propia es... ¿cómo se comporta mi hijo cuando no estoy delante? Y es que creo que ningún padre podría decir con una seguridad del 100% cómo es la conducta de su hijo o hija en su ausencia.

Siempre recurrimos a esa frase de 'Cuánto me gustaría verle por un agujerito'... Pero lo cierto es que no siempre encontramos ese 'agujerito'. Por eso, te propongo una técnica muy útil para saber cómo es tu hijo cuando no estás con él.

La necesidad de saber cómo se portan los niños

¿Por qué los padres tenemos esa necesidad de saber cómo son nuestros niños o qué hacen cuando no estamos con ellos? En realidad, nos gustaría saberlo para comprobar si la educación que les estamos dando es la correcta o la que queremos transmitirle. Pero también buscamos saber si nuestros hijos e hijas son felices, si se relacionan correctamente y si se comportan en consonancia a los valores que se transmiten desde la familia.

Pero, como siempre digo, en educación 2 + 2 no siempre son 4. Cuando educamos tenemos que esperar los resultados a medio-largo plazo. Hay que ser paciente para ver los cambios o para apreciar el resultado de nuestras conductas y directrices con nuestros hijos.

Saber cómo se comporta mi hijo cuando no estamos sus padres delante

Una buena forma de poder revisar el comportamiento de los niños sin nuestra presencia es a través de la observación. Y un buen momento para ponerla en práctica es un viaje familiar. Pueden ser unas vacaciones, una escapada en familia, un retiro de un día...

La idea es que en un viaje de familia pasamos 24 horas juntos. Es la situación ideal para ver su comportamiento con los demás miembros de la familia, con las personas ajenas a la familia, cómo se comporta en lugares públicos, restaurantes, museos, tiendas, atracciones, etc. Es decir, tenemos múltiples situaciones donde poder observarle.

Destaco varias cosas que a mi modo de ver son importantes:

1. Observar el comportamiento que tienen los niños hacia las demás personas y el tipo de participación que tienen en el viaje. Esto significa que debemos estar atentos a si establecen relaciones con otros niños, si disfrutan de las actividades, si quieren participar ir de forma positiva y proactiva, si proponen cosas durante el viaje, etc. Esto nos dará una idea de cómo se enfrentan en otros momentos a las distintas actividades que hacen en su día a día.

2. Observar que los rasgos educativos que deben tener según su edad están integrados o no. Es decir, si piden o exigen, si utilizan 'por favor' y 'gracias', si establecen relaciones en el viaje, si tienen conductas pro activas o reactivas, si aportan soluciones a posibles inconvenientes...

3. Ver si afloran los valores en los que basas tu educación familiar. La importancia de los distintos valores cambia según la familia, pero podemos fijarnos en rasgos como: si son generosos, si ayudan a aquellos que lo necesitan, si agradecen lo que se hace por ellos, si son capaces de ponerse en la piel de los demás...

Hay un aspecto que quiero remarcar: si estás observando no corrijas. Si les llamas la atención modificarán su conducta y no te permitirá valorar el conjunto de su comportamiento. Lo mejor es que, tras observar algo que no te ha gustado, esperes unos días para poder hablar con tus hijos/as y corregir aquello que crees que debe cambiar.

Personalmente, me parece muy enriquecedor para los niños viajar en familia. Además de ser una actividad ideal para observar sus comportamientos y actitudes, es el mejor momento para disfrutar de ellos ya que durante el curso escolar los periodos de tiempo que se pueden compartir son muy cortos.

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