La regurgitación en bebés - Causas, síntomas y cuándo ir al pediatra

La regurgitación en bebés, sus causas, síntomas y cuándo ir al pediatra es una preocupación bastante frecuente entre los padres, en especial los primeros meses de vida. Aunque en la mayoría de los casos es un proceso normal por la inmadurez del sistema digestivo, es importante conocer qué lo provoca, cómo aliviar el malestar del bebé y en qué situaciones se debe acudir al pediatra para manejar esta situación con tranquilidad.

Qué es el reflujo gastroesofágico y a qué edad se presenta en los bebés

La regurgitación es el paso de contenido gástrico (generalmente alimentos) a la faringe o boca sin esfuerzo ni náuseas. En algunas ocasiones es expulsado con fuerza, por lo que se puede confundir con el vómito. Otras veces se queda en el esófago y produce irritabilidad o intranquilidad en el bebé. Ese reflujo ocurre frecuentemente en menores de 3 meses con resolución espontánea de los 12 a 14 meses.

El 67 por ciento de los lactantes sanos de 4 meses tienen regurgitaciones más de una vez al día. En general estos episodios de reflujo no provocan problemas en los niños, pero en algunos niños sí provoca síntomas y problemas de salud. En este caso se trata de la Enfermedad por Reflujo Gastroesofágico (ERGE). Las regurgitaciones son más frecuentes después de las tomas, y sobre todo si el niño está acostado.

Esto se debe a que el contenido gástrico va hacia la boca sin dificultad. Los niños con reflujo suelen hacer la digestión algo más lentamente que otros, por lo que pueden regurgitar alimentos que han ingerido varias horas antes. A medida que el sistema digestivo del bebé madura, el reflujo suele disminuir. Sin embargo, en algunos casos, puede persistir más allá del primer año y requerir atención médica especializada.

Causas más comunes por las que regurgitan los bebés y cómo se puede evitar

Las regurgitaciones son algo habitual y benigno, la curva de peso y talla del niño no debe verse afectada por este problema. A partir de los 6 meses va desapareciendo la clínica, ya que se introducen los alimentos sólidos en la alimentación. Además, existen algunos factores peculiares de la edad pediátrica que hacen que los niños estén más predispuestos a tener regurgitaciones, por ejemplo:

• Inmadurez del esfínter esofágico inferior, que permite el regreso de la leche al esófago.
• Vaciamiento gástrico lento, cuando los alimentos permanecen en el estómago por más tiempo.
• El tiempo que el bebé pasa acostado, porque se favorece el retorno del contenido gástrico.
• La sobrealimentación, si un bebé consume más leche de la que su estómago puede manejar, tiende a regurgitar el exceso.
• La acumulación de gases, ya que los eructos empujan la leche hacia el esófago.

Además, el bebé pasa mucho tiempo tumbado y esto favorece que el contenido del estómago se desplace hacia la boca. Según el bebé va creciendo todos estos mecanismos maduran, y por eso las regurgitaciones van disminuyendo en frecuencia y cantidad. Por otro lado, algunos bebés pueden ser propensos a la regurgitación por factores genéticos, intolerancia a la lactosa o la alergia a la proteína de leche de vaca.

Para disminuir la frecuencia o la cantidad de las regurgitaciones conviene no acostar al bebé inmediatamente después de comer y tenerle un ratito incorporado o verticalmente sosteniendo su espalda. También es vital alimentar al bebé con calma, sin prisas y sin dejar que el bebé se ponga ansioso e ingiera muy deprisa, ya que todo esto favorece la acumulación de gases y provoca las regurgitaciones.

Signos que indican cuándo debemos preocuparnos por el reflujo del bebé

Si el niño está tranquilo, contento, come bien y gana peso adecuadamente no hay de qué preocuparse. En cambio, sí hay signos de alarma que deben llevarnos a consultar al pediatra:

• Pérdida de peso o falta de ganancia adecuada
• Vómitos frecuentes, explosivos o con contenido verdoso o sanguinolento
• Irritabilidad extrema o llanto constante después de comer
• Rechazo persistente a la alimentación
• Episodios de asfixia, tos o dificultad para respirar
• Hipo persistente o arqueo frecuente de la espalda

Si el reflujo afecta la calidad de vida del bebé y de su familia, el pediatra puede solicitar pruebas adicionales, como una ecografía abdominal o un estudio de pH esofágico, para evaluar la gravedad del problema. Después de los estudios pertinentes se podría considerar la administración de fármacos bajo supervisión médica, especialmente si el bebé presenta signos de Enfermedad por Reflujo Gastroesofágico.

Tips efectivos para disminuir las regurgitaciones en los niños pequeños

Algunos pediatras recomiendan fórmulas antirregurgitación, que son un poco más espesas de lo habitual y en general más calóricas, por lo que son recomendables sobre todo si la ganancia de peso no es adecuada. En los casos en que tiene repercusión en la salud del bebé (lo que mencionábamos antes: la Enfermedad de Reflujo Gastroesofágico) los pediatras prescribirán otro tratamiento para la sintomatología.

Si el niño está bien no suele ser necesario tratar con medicamentos, ya que el reflujo va disminuyendo hasta desaparecer en unos meses. Sin embargo, algunas medidas pueden ayudar a reducir las regurgitaciones:

• Mantener al bebé en posición erguida durante 20-30 minutos después de cada toma
• Evitar la sobrealimentación y ofrecer tomas más frecuentes y en menor cantidad
• Asegurar un buen agarre al pecho para evitar que trague aire en exceso
• Evitar cambios bruscos de posición después de comer
• No exponer al bebé al humo del tabaco, ya que puede irritar su esófago

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