Cómo hacer la asana de la vela. Postura de yoga para niños inquietos

Te explicamos cómo hacer con niños, paso a paso, la postura de yoga de 'La vela'. Esta asana es tan sencilla que resulta ideal para hacer con los niños y además aporta a grandes y pequeños muchos beneficios, por ejemplo, liberar el estrés, estimula la tiroides y tonifica piernas y glúteos. Presta atención a estas indicaciones y no tendrás ningún problema para hacerla ¡puede que hasta se convierta en una de tus posturas de yoga favoritas!

Cómo hacer la postura de yoga ‘La vela’ con los niños

Practicar yoga es excelente además de muy saludable para los mayores y también para los peques de la casa. Se podría decir que en especial para ellos, ya que les ayuda a mantener su salud y su bienestar físico y también mental de forma natural. Por eso cada vez más familias deciden iniciarse en esta práctica milenaria.

Hoy vamos a aprender a hacer la reina de las posturas en yoga: ‘La vela’. ¿Qué por qué es la reina? Pues porque al tumbarnos boca arriba con las piernas hacia arriba vamos a invertir el influjo de la sangre haciendo que llegue a la cabeza, algo que es muy bueno para calmar la mente, aliviar el estrés y mejorar el nuestro estado de ánimo.  ¿Estáis preparados? Para hacer la postura de yoga ‘La vela’ seguiremos estos pasos ¡seguro que os sale genial!

- Comenzaremos por tumbarnos sobre nuestra esterilla de yoga con los omóplatos bien pegados al suelo. Colocamos las manos sobre nuestro vientre, a la par que intentamos alargar la zona lumbar.

- El primer paso es dirigir las rodillas hacia la frente e ir elevando las piernas con la fuerza de las manos que estarán apoyadas en la zona lumbar con las palmas hacia abajo. Recuerda pautar tu respiración: inhala y exhala despacio según estés llevando a cabo el ejercicio de yoga.

- Si esta postura te resulta un poco intensa, te puedes quedar ahí; si ves que puedes seguir algo más, pasa al siguiente paso. ¡Lo estás haciendo genial!

- El fin de esta postura es ir estirando poco a poco las piernas hacia la vertical de modo que queden lo más vertical posible, como si fueran una flecha apuntando hacia el techo.

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- Cuando hayas alcanzado esta posición, fíjate que los dedos pulgares de tus pies no sobrepasen la línea de tus ojos. Recuerda que no puedes girar el cuello, ya que podrías hacerte daño en los músculos.

- Pasados unos instantes puedes comenzar a deshacer la postura, escucha tu cuerpo para saber si puedes seguir un poco más o si ha llegado el momento de volver a la posición inicial. Para ello, lleva las rodillas a la frente, estira los brazos hacia atrás y deja caer la espalda redondita hasta que tus piernas vuelvan a estar estiradas en el suelo como al principio de comenzar la postura de yoga ‘La vela’.

- Como se trata de una postura invertida no puedes levantarte de golpe ya que podrías marearte. Te recomiendo que pongas los brazos en cruz, dobles las piernas y esperes en esa posición unos segundos sin olvidarte de la respiración pautada.

- Poco a poco ve tomando conciencia de tu cuerpo y levántate sin prisas. Incorpórate levantando lo último la cabeza. Si lo prefieres, puedes tumbarte de lado, a continuación, siéntate con las piernas dobladas y luego levantarte despacio hasta que estés de pie.

Objetivos a trabajar en los niños con la postura de ‘La vela’

¿Sabías que con las posturas de yoga se logran un montón de beneficios para la salud? Algunas de ellas ya las hemos comentado antes: calmar la ansiedad, mejorar nuestro sentido del humor o hacernos sentir mejor con nosotros mismos. Pero es que además, al hacer una postura en concreto, conseguiremos otras cosas más específicas y que son igual de fabulosas para nuestro físico y nuestra mente.

Si hablamos de la postura de 'La vela' en concreto, los objetivos que pretendemos lograr al hacer esta asana son los siguientes:

- Estirar el cuello, los hombros y la zona de las lumbares.

- Mejorar las digestiones.

- Combatir el insomnio.

- Tonificar las piernas y los glúteos.

- Aliviar el asma y la sinusitis.

Qué bien sienta hacer un poco de yoga ¿verdad? Sobre todo si se trata de una actividad que tú también compartes con tus hijos y de la que tanto provecho sacas. Y es que, además de ayudarnos a estirar y tonificar los músculos, nos relaja, nos conecta con nuestro yo interior, nos ayuda a pensar con calma y nos brinda excelentes momentos de tranquilidad. ¡Son todo ventajas!

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