El síndrome del emperador o de los niños mandones
Un trastorno de conducta que se caracteriza por el abuso de autoridad que tiene un niño sobre sus padres y hermanos
- 4 pistas para reconocer a un niño con el Síndrome del emperador
- 4 causas del Síndrome del Emperador en los niños
- 3 consejos para evitar o corregir a los niños 'emperadores'
- Cuentos infantiles que tratan las frustraciones y enfados de los niños
El Síndrome del emperador es un fenómeno en crecimiento en nuestra sociedad moderna, esta sociedad del bienestar que tiene como uno de sus efectos secundarios el incremento de niños y adolescentes emocionalmente frágiles y débiles, intolerantes a un NO y que no aprendieron a ser empáticos. Niños y adolescentes que desarrollan trastornos de conducta que les incapacitan de tolerar la frustración, controlar su rebeldía y enfados. Son niños caprichosos, impulsivos y explosivos.
4 pistas para reconocer a un niño con el Síndrome del emperador
Son niños que llegan a manipular y a dominar a sus padres con rabietas, insultos e incluso agresiones físicas, de ahí el aumento de denuncias por parte de muchos padres contra sus propios hijos, una problemática social que hay que abordar no solo desde dentro de la familia.
El síndrome del Emperador se trata de un trastorno de comportamiento que se caracteriza por el abuso de autoridad de un niño sobre sus padres y los demás. También conocido como Trastorno de oposición desafiante (TOD), este Síndrome del emperador suele presentarse en niños de entre 11 y 18 años, aunque con los años la edad de inicio es cada vez más temprana. ¿Qué señales pueden indicar que tu hijo tiene este síndrome? Conoce el perfil de un niño emperador o mandón:
1. Niños intolerantes a la frustración
Se trata de niños mandones, pequeños tiranos que no aceptan un no por respuesta, totalmente intolerantes a la frustración y quieren que se satisfagan sus necesidades de forma inmediata sin poder ni querer esperar.
2. Son niños desafiantes
Niños que ponen a prueba todos los límites sin aceptar ninguno que no sean los que él mismo impone a los demás. Él decide qué, cómo y cuándo se hacen las cosas, en una inversión absoluta de los roles familiares en las que los padres obedecen y el niño manda.
3. Son egocéntricos, mentirosos e impulsivos
Niños con una gran dificultad para desarrollar emociones morales como la empatía, la tolerancia, el respeto, la compasión, la culpa...
4. Son agresivos, impulsivos y maltratadores
Niños que manifiestan una importante ausencia de apego hacia los demás, lo que les conduce a maltratar física o psicológicamente a sus progenitores sin sentir ninguna culpa ni responsabilidad solo para obtener lo que desean. Se trata de niños materialistas permanentemente insatisfechos con lo que tienen.
4 causas del Síndrome del Emperador en los niños
En muchos casos los padres aceptan este tipo de conducta en sus hijos por miedo a que llevarles la contraria a ellos pueda llegar al maltrato, la agresión o violencia. ¿Cómo nace un niño 'emperador'? ¿Qué es lo que lleva a un niño a ser mandón y tirano?
1 - Padres demasiado permisivos
En muchas ocasiones se tiende a culpar a los padres por no saber poner freno a tiempo a las constantes demandas de sus hijos. Por ser excesivamente permisivos y colmar de recompensas materiales a los niños. Se culpa a los padres por no poner límites ni normas y por ceder a las demandas progresivas de sus hijos por temor a sus reacciones.
Se culpa a los padres por no corregir a sus hijos en el momento apropiado. La falta de límites es una causa importante. Emilio Calatayud, juez de menores, resume bien esta situación: 'Les hemos dado muchos derechos, pero no les hemos trasladado deberes. Hemos perdido el principio de autoridad. ¡Hemos querido ser amigos de nuestros hijos!
2 - Sociedad materialista
Pero la permisividad de los padres no es la única causa de que los niños desarrollen trastornos de conducta como el que estamos describiendo. El síndrome del emperador, además de tener una base biológica que explique estas conductas, aparece en sociedades desarrolladas como la nuestra, sociedades de materialistas, individualistas y hedonistas.
Sociedades que forjan valores tan negativos como la necesidad obtener una recompensa inmediata, en las que el esfuerzo no se valora ni somos capaces de aguantar el malestar que puede suponer saber demorar las gratificaciones.
3 - Pérdida de autoridad de escuela y familia
Familia y escuela estamos perdiendo la capacidad de educar, nos sentimos desorientados, desbordados y perdidos ante los nuevos retos que nos supone enseñar, guiar y orientar a nuestros hijos. Por eso es necesario que familia, escuela, profesionales de la salud y otros agentes sociales y políticos busquemos el modo de poner freno a esta difícil situación en la que tantas familias se encuentran.
4 - Tener hijos únicos
El hecho de tener hijos únicos no quiere decir que sean o serán autoritarios, mandones, caprichosos o tiranos, pero el hecho de no tener hermanos, a no tener con quién compartir o 'pelearse' por algo, al convertirse en el centro de la vida de sus padres, puede llevar a un niño a ser un minidictador o 'emperador'. Los padres de hijos únicos deben ser conscientes de la importancia de educar a su hijo sin caprichos.
Debemos recuperar la importancia que tenemos los padres como figuras de autoridad y eso se consigue a base de dedicar tiempo y atención a nuestros hijos. Tenemos el deber de escucharles activamente, pero también de enseñarles a aceptar las normas y a debatirlas si es preciso pero siempre desde el respeto hacia sí mismos y hacia los demás.
3 consejos para evitar o corregir a los niños 'emperadores'
La educación es el mejor remedio contra los malos trastornos de conducta de los niños. El síndrome del Emperador es un problema educativo que se puede evitar o corregir. Sigue algunos consejos para ello:
1. Aplicar límites claros y firmes
La disciplina en la educación es un ingrediente básico y muy importante. Lo malo hay que cortarlo desde la raíz. Los padres no deben aceptar ni permitir ofensas de cualquier orden, verbal o física. No deben tolerar el engaño ni la mentira. Hay que definir bien los límites a los hijos y exigirles su cumplimiento de forma siempre positiva.
2. Enseñar a los niños a controlar sus emociones
No solo controlar como también reconocer sus emociones. No hay nada de malo aburrirse y estar triste en algunos momentos. Los niños deben aprender que son sentimientos normales. Es importante que los niños aprendan la empatía.
El ponerse en el lugar del otro crea una conciencia y un respeto hacia él. También es necesario que los padres desarrollen con sus hijos actitudes altruistas, solidarias, para que sepan compartir y darse a los demás.
3. Ser un ejemplo para los hijos
Evitar gritos, amenazas y otras formas violentas de convivio en casa. Cultivar habilidades de respeto, de alegría, y de otros valores como la gratitud y la bondad. Se debe fomentar el diálogo y la escucha entre todos.
Cuentos infantiles que tratan las frustraciones y enfados de los niños
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