Cuando el niño no quiere ir a la cama
Rabietas y berrinches del niño a la hora de dormir
- Causas por las que el niño no quiere ir a la cama
- Cómo conseguir que el niño se vaya a la cama sin rabietas
La hora de irse a dormir puede convertirse en una pelea diaria en muchos hogares. Algunos niños que se escapan de la cama constantemente, otros montan rabietas y los hay que idean estrategias para entretener a sus padres y evitar la cama.
Cuando los padres ya están agotados y necesitan un descanso, los niños parecen más activos y despiertos que nunca. ¿Qué hacer en estos casos?, ¿cómo inculcar a los niños buenas rutinas de sueño?
Causas por las que el niño no quiere ir a la cama
Aunque resulte desesperante, agotador y termine con nuestra paciencia, es importante ponernos en la piel de los niños y encontrar la causa por la que no quieren ir a la cama, que suele ser:
- Miedo: a la oscuridad, a estar solos, a 'los monstruos'... A partid de los dos años, los niños desarrollan miedos que hacen que necesiten estar junto a los padres y no solos en su habitación.
- Falta de cansancio: aunque nos parezca difícil de creer, los niños tienen una energía inagotable y, sus ganas de seguir jugando, experimentando o contando historias choca frontalmente con la hora de ir a dormir.
- Malos hábitos: si acostamos a los niños tarde los fines de semana, les costará recuperar un horario entre semana. O si les mandamos a la cama por haberse portado mal, creerán que este momento es un castigo.
Cómo conseguir que el niño se vaya a la cama sin rabietas
1. En primer lugar habremos de atajar todos esos miedos y malas rutinas que tenemos. Hablaremos con el niño y le ayudaremos a superar esos temores. Podemos dejar una pequeña luz encendida y recordarle que estamos en la habitación de al lado y que nada va a pasarle.
2. Las rutinas son un aliado fundamental: hay que acostarles siempre a la misma hora y seguir una misma pauta. Podemos leer un cuento, cantar una nana o decirle unas frases cariñosas, darle un beso y las buenas noches. Debemos crear un ritual que el niño espere con gusto y le agrade.
3. Mostrar firmeza y no flaquear. Si una noche el niño sale de la habitación y le dejamos ver la televisión con nosotros, al día siguiente querrá hacer lo mismo.
4. No duermas al niño en brazos o no dejes que se quede dormido frente al televisor para evitar el temido momento de ir a la cama. Se acostumbrará y no querrá ir a dormir sólo. Ha de aprender que es una más de sus rutinas diarias, como comer o ducharse.
5. Si sale de la cama, le volvemos a acostar sin gritos, con la mayor tranquilidad posible y salimos de la habitación. Si vuelve a hacerlo, realizamos el mismo proceso, tantas veces como sea necesario, siempre intentando no perder la calma. Le hablaremos con seguridad y con confianza. La constancia es fundamental. Acabará acostumbrándose a dormirse sólo.
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