El sueño infantil - ¿Por qué es importante que los niños duerman bien?
Conoce todos los beneficios y las etapas del sueño de los niños, así como la importancia de tener una buena higiene del sueño
- La importancia de que los niños duerman bien: horarios a seguir
- Las 4 etapas del sueño infantil, conoce en qué consiste cada una
- ¿Cómo ayudar a que el niño duerma bien? Rutinas para antes de irse a la cama
- Las consecuencias de que el niño no duerma bien
- Consigue que tu hijo vuelva a dormir bien si se despierta por la noche
- ¿Cuándo consultar al pediatra por alteraciones del sueño infantil?
- Así es el sueño infantil: todo lo que debes saber para que los niños duerman bien
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Cuando hablamos de sueño infantil nos referimos al período diurno o nocturno durante el cual los niños descansan. Por eso, hablando del sueño infantil, ¿por qué es importante que los niños duerman bien? Pues porque el sueño cumple una función reguladora y reparadora en el organismo no solo de los niños, sino de los adultos también. Es esencial para el control de la energía y la temperatura corporal.
Además, el sueño reabastece y restaura los procesos corporales, que se han dañado durante el día y nos llena de energía para comenzar al día siguiente. Sin embargo, hay niños que no descansan bien ni lo suficiente, sobre todo en las noches, y esto tiene consecuencias negativas para su salud, ya sea física o mental. Si tu hijo es de los que no puede dormir, nosotros te contamos cómo puedes ayudarle.
La importancia de que los niños duerman bien: horarios a seguir
Como hemos visto, descansar bien es esencial a cualquier edad, pero los bebés y niños necesitan más horas de descanso que un adulto. Mientas que los adultos necesitan entre 7 y 9 horas de sueño, los más pequeños de la familia necesitan muchas más. Dormir también es un alimento para el cuerpo del niño.
El niño que no duerme bien acabará teniendo problemas en su conducta o comportamiento. Por eso es tan importante, desde la más temprana edad, establecer horarios así como tiempo de sueño para los niños. Durante el sueño los niños asimilan y organizan lo visto y aprendido, maduran física y psíquicamente, e inician y ejercitan su independencia del mundo exterior y de sus padres, por un tiempo que es variable, según su edad y conducta.
Aunque dependerá de cada niño, un recién nacido necesita dormir entre 16 y 20 horas, despertándose cada 2 o 3 horas para comer. Sin embargo, a medida que el bebé va creciendo, las horas de sueño necesarias se van reduciendo poco a poco. A los 6 meses y hasta los 12, nuestro bebé necesitará cerca de 14 horas de descanso. De los 12 meses hasta los 24, el bebé necesita dormir cerca de 13 horas.
Y, a partir de los 2 años hasta los 5 años, nuestro hijo necesitará dormir entre 10 y 12 horas, así que como padres, es vital que nos aseguremos de que nuestros hijos descansen las horas necesarias de acuerdo con su edad y, para ello, lo primero es conocer las diferentes etapas del sueño infantil.
Las 4 etapas del sueño infantil, conoce en qué consiste cada una
El sueño infantil está dividido en cuatro etapas. Es muy importante respetar estos intervalos sin interrumpirlos para que el descanso de nuestro hijo sea el adecuado y recupere toda su energía para absorber todo lo que va viendo y aprendiendo día a día:
- Primera fase, etapa de adormecimiento. Durante esta etapa, el sueño de nuestro hijo será muy ligero y, si se despierta, ni se acordará de que ya estaba dormido. Esta fase dura muy poco, pero es esencial no alterarla. Por este motivo, debemos tratar de crear un ambiente de tranquilidad, con poco ruido y luces tenues.
- Segunda fase etapa del sueño ligero. Comienza la ralentización de la mente y los músculos, las funciones como el ritmo cardiaco y la temperatura disminuyen. Durante esta etapa, es más difícil que el niño despierte, aunque conviene seguir manteniendo un ambiente calmado.
- Tercera fase, etapa del sueño profundo. Es la más larga y es la que permite que nuestro cuerpo descanse y recupere toda la energía. Es el llamado sueño reparador. Se generan ondas delta en el cerebro, los movimientos disminuyen, la respiración y el ritmo cardiaco son lentos pero constantes. Durante esta etapa es difícil que nuestro hijo se despierte, pero es también la fase en la que suelen aparecer las famosas pesadillas o terrores nocturnos. Si, debido a ellos, nuestro hijo se despierta, será muy difícil que se vuelva a dormir y es cuando más va a necesitar de nuestras caricias, consuelo y abrazos.
- Cuarta fase, etapa del despertar o vigilia (sueño paradójico). Se intensifica el sueño REM (Rapid Eye Movement), fase de sueño profundo en la que el cerebro está muy activo, pero el tronco cerebral bloquea las neuronas motrices, así que las personas no pueden moverse. Al descender esta etapa, el sueño se va volviendo cada vez más frágil hasta que el niño se despierta.
Todas y cada una de las mencionadas fases del sueño infantil tienen consecuencias directas en la salud de nuestro hijo y, por ello, es crucial respetarlas tanto como nos sea posible. No obstante, sabemos que esta tarea no es siempre tan fácil como parece, sobre todo, cuando llega el momento de irse a la cama.
Cuando le decimos a nuestro hijo que es hora de acostarse, es muy probable que este se niegue a hacerlo y que no quiera dormir, además de que busque cualquier excusa con el fin de retrasar este momento. Sin embargo, con unas pequeñas rutinas conseguiremos acostarle y que descanse mejor.
¿Cómo ayudar a que el niño duerma bien? Rutinas para antes de irse a la cama
Aunque, como ya hemos visto, el sueño va a depender de la edad del niño, para que nuestro hijo pueda conciliar el sueño fácilmente, hay una serie de rutinas que los padres podemos seguir. Eso sí, son rutinas que debemos llevar a cabo cada día aproximadamente a la misma hora para que nuestro hijo las vaya integrando en su día a día.
Un baño caliente y relajante puede ser el primer paso
Si queremos que nuestro hijo descanse bien, es importante que esté relajado. lo primero que debemos hacer es relajarlo. No importa la edad que tenga: un buen baño y los mimos de mamá o papá serán suficiente para conseguirlo. Una vez que lo hayamos bañado, es importante que le pongamos ropa adecuada para ir a dormir. Todas las prendas que usemos deben ser de algodón y poco pesadas. De este modo, el niño no sudará y se podrá mover libremente, lo que evitará despertares por este motivo.
Cuidado con las luces y las pantallas antes de irse a la cama
Uno de los factores que más influyen al niño antes de irse a la cama es la exposición a pantallas o a luces muy brillantes. Las pantallas de la televisión, de los móviles o de las tabletas sobreexcitan a nuestros hijos y, por ende, les hace estar más activos. Por este motivo, es necesario que evitemos la exposición a ellas.
Por ejemplo, a la hora de la cena, en vez de dejarle el móvil o de ponerle la televisión, podemos contarle cuentos o anécdotas que nos hayan sucedido a lo largo del día. Si ya tiene edad de ir al cole, una buena idea es hacer que nos cuenten algo sobre su día, de los amigos, etc. Una conversación suave y amena es perfecta para que el niño se vaya relajando poco a poco.
Leer un cuento o cantar alguna canción infantil
En función de la edad del niño, podemos contarles cuentos o bien cantarles canciones infantiles. Por un lado, si nuestro hijo ya tiene una edad y le contamos cuentos antes de dormirse, es fundamental que lo hagamos una vez ya esté en la cama. Además, es una buena idea hacerlo con una luz tenue que vaya propiciando el quedarse dormido.
Por otro lado, cuando hablamos de bebés de corta edad, cantarles canciones de cuna puede ser una buena idea. Podemos hacerlo tomando a nuestro bebé en brazos, o con el niño ya acostado. Además, debemos hacerlo en un tono muy suave y conciliador.
Ofrecerle un juguete de apego
Los niños suelen evitar la hora de irse a la cama, ya que es el momento en el que se desapegan de los padres y deben hacer algo 'sin compañía'. Esta necesidad de tener algo o alguien cerca se puede solucionar fácilmente ofreciendo al bebé un juguete o bien un peluche, lo que se conoce como juguete de apego. Con ellos, nuestro hijo no tendrá esta sensación de 'abandono' que tanto miedo les da.
A la hora de escoger el juguete o peluche adecuado, debemos tener en cuenta que este debe ser cálido y muy suave. Debemos evitar muñecos que lleven botones, plásticos u otros materiales que puedan molestar a nuestro hijo o ser peligrosos. Podemos ir a una tienda infantil especializada, donde tienen juguetes adecuados para cada edad.
Y, una vez que tengamos el juguete en casa, es aconsejable crear un vínculo entre este y nuestro hijo. Para ello, podemos ponerle nombre al peluche, por ejemplo, y contarle a nuestro hijo 'su historia'. Así, se sentirá más próximo a él y el juguete cumplirá con su función.
No dormirse con el niño
Pese a que nos encanta tener a nuestro hijo en brazos, es importante que no nos quedemos dormidos con él en brazos o en el sofá, pues se despertará cuando vayamos a llevarlo a su habitación. Lo mejor en este caso, y como decimos siempre, es seguir una rutina muy estricta que los padres también debemos seguir: después de la cena, viene la hora del cuento y, luego, nos vamos todos a descansar.
Si papá y mamá todavía no se acuestan, podemos explicarle que ellos aún tienen actividades por hacer, pero que él debe respetar su hora de ir a dormir. Las rutinas que podamos establecer para la hora de ir a dormir son muy variables y se deberán adaptar al ritmo y a los horarios de la familia. Hay muchas 'pequeñas' actividades que podemos hacer con nuestros hijos antes de irse a la cama que, sin duda, les ayudarán a conciliar el sueño y descansar mucho mejor.
La temperatura de la habitación debe estar bien regulada
Aunque no lo parezca, la temperatura de la habitación es de suma importancia a la hora de ofrecer un buen descanso a nuestros hijos: la temperatura ideal para dormir se sitúa cerca de los 19 grados. Si la temperatura de la habitación en la que duerme nuestro hijo es elevada, este sudará durante las noches y se despertará con mayor facilidad.
Las consecuencias de que el niño no duerma bien
La falta de horas de sueño o el hecho de que nuestro hijo se despierte varias veces por la noche tiene consecuencias en su salud. Pese a que no todos los niños sufren las mismas, sí hay un patrón de comportamiento asociado a esta falta de descanso. Las consecuencias más importantes de esta falta de sueño reparador en nuestros hijos pueden ser las siguientes:
- Problemas de cansancio y actitud.
Si nuestro hijo no ha descansado lo suficiente, veremos que está mucho más cansado e irritable: se cansará rápidamente de todo y le costará seguir el ritmo de la guardería o del colegio. Otra consecuencia de un mal descanso es que la actitud de nuestro hijo también se verá afectada, puede tener un comportamiento desafiante, las rutinas que deba seguir el niño se le harán más pesadas y entraremos en el ciclo de los famosos berrinches infantiles.
- Desarrollo alterado.
El desarrollo de nuestro hijo también se verá afectado si su descanso no es el adecuado. Podemos tener problemas con el apetito, con su desarrollo físico y mental, así como también problemas a la hora de relacionarse con los demás niños.
- Desánimo, decaimiento y baja tolerancia a la frustración
Si nuestro hijo no descansa adecuadamente, también podremos ver en él una sensación de desánimo poco característica de los niños. Es muy posible que se quede quieto en el sofá, que no quiera ir a jugar al parque o que no le apetezca realizar actividades con nosotros en casa. Si hablamos de un niño que ya va a la escuela, notaremos como le cuesta ponerse con las tareas para hacer en casa o veremos un déficit de memoria que le dificultará el aprendizaje.
- Infecciones y resfriados
Un buen descanso favorece la recuperación del cuerpo y el buen funcionamiento de nuestros sistemas. Por ello, si nuestro hijo no descansa correctamente, será más propenso a contraer resfriados e infecciones.
- Dolores de cabeza
Los dolores de cabeza aparecen frecuentemente cuando no se descansa correctamente debido a la falta de descanso y desconexión del cerebro.
- Accidentes, en mayor o menor medida y bajo rendimiento motor
Los accidentes pasan, los sabemos. Pero, si nuestro hijo no descansa adecuadamente, su sistema motor se ralentiza y, con ello, sus reflejos se verán alterados. Esta falta de reflejos llevará, indudablemente, a que sufran pequeños accidentes, como caídas, o bien que les caigan las cosas de las manos.
- Impulsividad e inquietud
Por otro lado, la falta de sueño también puede hacer que el niño se muestre impulsivo y piense menos antes de hacer las cosas. Por ejemplo, a la hora de hacer los deberes, podremos ver que da respuestas al azar sin reflexionarlas previamente. Así mismo, también podremos ver cómo le cuesta mucho estar quieto o centrarse en lo que le digamos.
Consigue que tu hijo vuelva a dormir bien si se despierta por la noche
Que los niños se despierten a medianoche es normal en todas las edades y, por mucho que establezcamos rutinas del sueño, no lo podremos evitar. Sin embargo, hacer que el niño se vuelva a dormir puede ser un tanto complicado, aunque hay ciertas estrategias que nos lo pondrán un poco más fácil.
Cuando nuestro hijo se despierte por la noche, podemos acurrucarle o cantar una canción para que se vuelva a relajar. Hay quien prefiere tenerlo en brazos durante un rato, aunque, si nuestro hijo ya duerme solo en su cama, es fundamental no sacarlo de ella. Podemos acurrucarnos nosotros a su lado y esperar a que se vuelva a dormir.
Sin embargo, también existen los terrores nocturnos y las pesadillas, y si el niño no se puede dormir, debemos validar sus emociones, es decir, no restarles importancia. Podemos al niño que nos cuente qué es lo que ha soñado y le expliquemos que esto no va a suceder. Debemos validar sus emociones, ya sean ira, miedo, desesperación, etc. Y, lo más relevante, es darles pequeñas explicaciones de por qué sus terrores no se harán realidad y que no deben preocuparse para nada.
¿Cuándo consultar al pediatra por alteraciones del sueño infantil?
Si vemos que, por mucho que hagamos, nuestros hijos tienen problemas a la hora de conciliar el sueño o que se despiertan muchas veces por la noche, puede ser necesario recurrir a la ayuda del pediatra, quien nos podrá dar indicaciones y rutinas en las que, quizá, nosotros no habíamos pensado y podrá, a su vez, valorar si esta falta o interrupción del sueño en nuestro hijo es normal.
De no considerarlo así, puede ofrecernos diversas alternativas que deberemos seguir en casa para que nuestro pequeño recupere la capacidad de dormir toda la noche y tenga una buena higiene del sueño. Como padres, debemos procurar un buen descanso a nuestros hijos, pues conocemos la importancia de este y las consecuencias que su falta puede tener en su desarrollo.
Establecer rutinas adecuadas es esencial para que nuestros pequeños vayan interiorizando este proceso; de este modo, llegará el día en el que estas rutinas se automatizarán y ellos solos se irán preparando para este momento. Y, sobre todo, debemos consultar con un especialista cuando veamos que la falta de sueño es prolongada en el tiempo y veamos cambios en la actitud de nuestros hijos.
Así es el sueño infantil: todo lo que debes saber para que los niños duerman bien
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Bibliografía
- Convertini, G. (2006) El sueño en la infancia: su implicancia en el desarrollo. 34º Congreso Argentino de Pediatría, Comité Nacional de Pediatría General Ambulatoria (ed.) Argentina, pp. 1-7 Disponible en: https://www.sap.org.ar/docs/organizacion/comitesnacionales/ped_amb/Suenio.pdf